Función del Coro en la Tragedia
“Coro” proviene de una palabra griega que significa “danza”. Y es que el
grupo así llamado (que participaba en los ritos dionisíacos, en la
lírica coral, en la tragedia) no solamente cantaba sino que también
bailaba. El guía del coro —esto es, el que dirigía los movimientos de la
coreografía— era el corifeo, que más tarde fue
convertido por Tespis en primer actor y, en lugar de cantar al unísono
con el resto de los coreutas, comenzó a dialogar con ellos, dando así
pie al nacimiento del teatro.
“[Al introducir Sófocles el tercer actor] el coro adquiere su forma y funcionalidad definitiva, que es múltiple:
- ritual: oraciones de plegaria, cantos de acción de gracias, ofrendas, desfile procesional, etc.;
- demarcadora: del inicio y fin de cada episodio, a través de sus intervenciones;
- mediadora: entre la acción que se desarrolla en escena y el público, cuyo sentir y pensamiento interpreta y proclama;
- y, sobre todo, narradora: sugiere y preanuncia los derroteros por los que se va a encaminar la acción; advierte a los personajes del peligro que corren con su conducta y de las desgracias que se ciernen sobre ellos, interroga a los dioses sobre el destino, etc.” (Estébanez Calderón, 2006: 217-18)
Sin embargo, en la enumeración de Estébanez Calderón falta una función importantísima, que hace al espectáculo teatral mismo: el coro forma parte fundamental de la puesta en escena, pues sus cantos y evoluciones en la orquestra otorgan pompa y fastuosidad a la representación. Una tragedia sin coro perdería todo o gran parte de su espectacularidad.
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